domingo, 12 de enero de 2014

Armas Argentinas: TAM VC

Tanque argentino TAM 

Hacia la década de 1970 varios proyectos dieron la luz para tratar de asegurarle al país una cierta autosuficiencia en materia de defensa. Uno de estos proyectos involucró al primer tanque totalmente construido y diseñado en el país, que todavía sigue en servicio. 

En esa época, un posible conflicto fronterizo con Chile era la principal preocupación de la cúpula militar, preocupación que no era una simple ilusión, ya que hubo muchos momentos en que la guerra pudo haberse desatado. En ese contexto, la idea de producir un tanque propio, que reemplazara a los que otras naciones posiblemente no le venderían a la Argentina durante un hipotético conflicto, no era nada descabellada. 

Historia del desarrollo 
En 1973, el Estado Mayor General del Ejército ordenó el desarrollo de un nuevo tanque medio que reemplazara a los ya totalmente obsoletos M4 Shermans y Sherman Firefly de la Segunda Guerra Mundial, además de un VCI que reemplazara a los semiorugas M9. 

Los requerimientos para el tanque eran: llevar un cañón de 105 o 120 mm, además de un sistema de control de tiro y visión nocturna de última generación, no pesar más de 35 toneladas, además de tener una velocidad máxima de 80 kilómetros y un alcance en carretera de 500 kilómetros, usando solamente el combustible interno. 

La principal ventaja de todo armamento nacional es que, al estar pensado por y para un escenario y plan estratégico conocido, el comprador obtiene un producto mucho más adecuado que uno pensado para otro teatro de operaciones. Es por eso que en el diseño del TAM se tomaron en cuenta detalles como la geografía argentina, la infraestructura vial, las condiciones del suelo, etc. En este sentido, el TAM se perfiló desde siempre como un tanque muy diferente al resto de los del mundo, ya que satisfacía necesidades diferentes. Las enormes extensiones del país requerían de un tanque con gran alcance, además de una gran velocidad y un escaso peso, debido a la infraestructura vial poco desarrollada de la región. El blindaje escaso no solamente era algo que otros proyectos tenían en mente en esa época; los otros países de la región no tenían tanques de última generación así que no era necesario oponerles un vehículo excesivamente blindado, que además podía estar fuera de las capacidades industriales inmediatas. 

 
TAM en una exposición en Rosario, Argentina (foto Casus Belli) 

Como los ingenieros argentinos no tenían mucha experiencia en este tipo de diseños, el mismo año de 1973 el proyecto para el TAM fue ofrecido a empresas alemanas y francesas. Fue así como se evaluaron el Leopard I y el AMX-30, dos de los mejores tanques del momento, que compartían su diseño poco blindado y ligero. Se pensaba fabricar el vehículo en Argentina, totalmente o al menos gran parte. Además de estos dos candidatos, Estados Unidos envió un M60A1 para ser evaluado; sin embargo, este vehículo no cumplía los requerimientos: estaba pensado para otros teatros de operaciones y situaciones de combate, y era muy pesado y lento para las especificaciones establecidas. 

Igualmente, la empresa alemana Thyssen Henschel presentó una versión del Marder, que podía ser adoptado como tanque y como VCI. Finalmente, para ahorrar tiempo, y dado que empezar de cero un proyecto tan innovador en esa parte del mundo era muy difícil, se contrataron los servicios de esta empresa. En este caso, lo que se contrató específicamente fue el traspaso de tecnologías, lo que significa que de alguna manera el gobierno argentino pagó por conseguir la experiencia acumulada por la empresa en materia de diseño y construcción de blindados. De esta manera, el proyecto seguía siendo mayoritariamente, aunque se notaban influencias extranjeras. Dadas las prisas en el desarrollo, se decidió también adoptar conjuntos de piezas ya utilizadas previamente en vehículos probados. El ejemplo más claro es el chasis del TAM, que es en realidad el del vehículo acorazado Marder. 

Finalmente, en enero de 1977 se presentaron los dos prototipos, que fueron sometidos a duras pruebas para demostrar sus capacidades. Estas pruebas fueron llevadas a cabo por personal del Ejército Argentino. Los vehículos fueron castigados en todos los ambientes de combate posibles en el territorio nacional, desde las selvas tropicales del norte, lindantes con Brasil, los altos desiertos del Noroeste, las altas montañas del Este y Noroeste, en los Andes, a 6.000 sobre el nivel del mar, la pampa del Centro y el Este, y los ambientes semidesérticos de la Patagonia, al Sur. Los ensayos fueron cumplidos perfectamente y al año siguiente, la Fábrica Militar de Río Tercero comenzó la producción del primer lote de seis vehículos de pre-serie. Los planes incluían producir unos 252 TAM y 316 vehículos en versión VCI, y comenzaron apenas la fábrica estuvo terminada. 

El diseño 
Una de las características más llamativas del TAM es que tiene su motor montado en la parte delantera, al igual que el conocido tanque israelí Merkava. Esto ayuda a aumentar la protección de la tripulación. Otra de las características que llama la atención sobre el TAM es su poco peso, de unas 30 toneladas (aunque a veces se dice erróneamente que es de 40). Esto se debe a su escaso blindaje. 

A pesar de su diseño nacional, se notan algunas influencias alemanas en el diseño. Además del chasis idéntico del Marder, que en realidad es un TAP especializado para ingenieros y no el de un tanque, el mantelete del cañón es parecido al del tanque alemán Leopard 1. Por otra parte, existe un sistema de conducción subacuática que es similar al usado por el Leopard 1 y Leopard 2, que consiste en un snorkel de tres piezas. 

 
TAM apuntando hacia atrás. Obsérvese la trampilla de amunicionamiento en la torre (foto Casus Belli) 

Movilidad y planta motriz 
Gracias a su escaso peso, el TAM goza de una excelente movilidad, caracterizada por su baja preción sobre el suelo, de 0,77 kg/cm2. La relación potencia/peso es de 17,65 kw/tm. Su diseño le permite cruzar vados de 1,40 metros, utilizando un sistema hidráulico de vadeo para los cursos de hasta 2,5 metros de profundidad. Para el cruce de corrientes de agua de hasta 4 metros, se debe hacer uso del snorkel anteriormente mencionado, que se ajusta en la cúpula del jefe del tanque, en la torre. 

El motor es fácilmente accesible gracias a una gran compuerta, que permite que todo el motor pueda ser sacado entero y reemplazado en unos 20 minutos aproximadamente, un tiempo muy bajo y comparable a los mejores tanques del mundo. Esto hace que, en manos de tripulaciones entrenadas y mecánicos capaces, los vehículos puedan tener un excelente nivel de disponibilidad operacional, incluso en tiempos de guerra. 

Al igual que todos los tanques ideados para actuar en grandes teatros de operaciones, el TAM tiene un dispositivo en la parte posterior, que le permite montar dos depósitos auxiliares de combustible, de 200 litros cada uno, aumentando así su autonomía. 

Todos los sistemas asociados al motor, como la transmisión, el mismo motor, los equipos hidráulicos, eléctricos y electrónicos, tienen un dispositivo de chequeo, que indica a la tripulación cuando algo está fallando. Los sistemas de frenado están pensados para ser exigidos mucho, logrando una desaceleración máxima de 5 metros por segundo gracias a los frenos de disco. 

La transmisión HSWL-194 está fabricada por Renk, la misma empresa que hace las transmisiones para el Leopard 2, y le permite al TAM una conducción fácil incluso en los trayectos más difíciles, sin forzar el motor. 

Finalmente, el tren de rodadura consiste en 6 brazos oscilantes a cada lado, apoyados sobre barras de torsión de gran diámetro, pensadas para absorber lo más posible de los cabeceos. Hay cuatro amortiguadores hidráulicos sobre los que se apoyan las dos ruedas delanteras y las dos traseras de cada lado. Hay 6 ruedas dobles de apoyo de aluminio con bandas de goma, y tres rodillos de retorno, mientras que las ruedas tensoras están en la parte trasera. Las cadenas, de 45 centímetros de ancho, también son fabricadas en el país, y sirven para el barro y la nieve. 

 
El dispositivo de vadeo permite que el TAM se movilice sin la necesidad de puentes, al menos en el caso de cursos de agua poco profundos (foto Casus Belli) 

Blindaje 
Aparentemente los diseñadores buscaban movilidad, y no demasiada protección. Por eso pensaron tanto en un blindaje no demasiado grueso, y también en lograr que la silueta del tanque no fuera demasiado alta. Cuanto menos blindaje lleve un vehículo, más rápido podrá ser; por otra parte, un motor potente y una suspensión y transmisión muy pesadas estaban posiblemente fuera del alcance de la logística de la época, y ni hablar del poder adquisitivo del Estado. 

La concepción del TAM hizo necesario un blindaje relativamente delgado; el chasis no podía soportar el peso de varias decenas de toneladas. Sin embargo, se pensaron diversos conceptos para paliar en cierta medida esta deficiencia. Por una parte, se trató de maximizar la velocidad, agilidad y potencia de fuego del tanque, además de darle una silueta baja. Se hizo todo lo posible para usar las planchas de blindaje en ángulos lo más inclinados posibles, para disminuir la eficacia de los proyectiles perforantes. Finalmente, teniendo en cuenta los informes que indican que la mitad de los disparos en combate alcanzan a los tanques en el tercio más alto, se prestó especial atención al blindaje de la torre, sobre todo a su parte delantera, que está más protegida que el chasis. 

El TAM no hace uso de un blindaje sofisticado, algo que estaba fuera del alcance del proyecto. El acero utilizado es de fabricación nacional, producido en la planta Altos Hornos Zapla. El blindaje del TAM no puede hacerle frente a los mejores tanques del mundo; sin embargo esto no es un defecto: fue pensado así porque en ese momento sus teóricos oponentes no tenía tampoco un blindaje demasiado grueso que enfrentar. Solamente puede dar protección contra proyectiles de bajo calibre, como 20, 30 mm o un poco más. En este sentido hay que tener en cuenta que existía un proyecto llamado TAP (Tanque Argentino Pesado) que además de llevar un cañón más grande aparentemente tenía que llevar mejor blindaje y complementar al TAM. Sin embargo este proyecto no pasó de ser una idea y nunca se llevó a la práctica. 

Finalmente, hay que decir que la disposición delantera del motor ayuda también a mantener viva a la tripulación. 

Armamento 
Las primeras unidades del TAM estaban equipadas con una versión localmente producida del famoso cañón L7A3. Sin embargo, los siguientes TAM fueron armados con un cañón Rheinmetall LTA2, que equipa la mayoría de las unidades. Posteriormente, para los últimos modelos, se adoptó una versión modificada del cañón francés CN-105-57, producida localmente por la Fábrica Militar de Río Tercero, en la provincia de Córdoba. 

Además, el TAM posee una ametralladora coaxial al cañón y otra más en la torre, dispuesta para funcionar como antiaérea. Ambas son de calibre 7,62 mm. 

Fabricación 
El gobierno argentino creó una empresa estatal para que se encargara de todo el proyecto, llamada TAM Sociedad del Estado, con sede en la ciudad de Buenos Aires. La planta de fabricación tenía material de tecnología punta para hacer frente a todas las demandas que se presentaran, además de 15.000 metros cuadrados de instalaciones. 

Las partes del TAM son casi todas de origen nacional, a excepción del motor, la transmisión y el sistema de control de tiro, que por su sofisticación debieron ser adquiridos en el extranjero. Sin embargo, el blindaje, las instalaciones eléctricas, el cañón, el armamento, los sistemas de comunicación y todo lo demás son producidos por empresas estatales o privadas, que participaron en el proyecto bajo la coordinación del gobierno. Esta experiencia se utilizó para crear otros tipos de vehículos acorazados para diversos propósitos, ya fueran simples prototipos o vehículos de serie. 

Exportaciones 

El TAM, a pesar de ser un buen diseño, no pudo ser exportado, dado la inestable y poco firme política exterior argentina durante muchos años. Los clientes potenciales fueron todos espantados por presiones internacionales, que otros países más firmes hubieran evitado. 

Así sucedió con Irán e Irak en 1986, que en el marco de su guerra necesitaban vehículos acorazados nuevos. Brasil vendió fortunas en vehículos ligeros a Irak, entonces apoyado por EEUU. Pero el pedido de 1.000 TAM para Irán y de 400 para Irak no fue respondido en ninguno de los dos casos. EEUU presionó para que no se vendieran a Irán, y Alemania presionó para que no se le vendieran a Irak. De todas maneras, corren rumores de que el TAM sí fue vendido, de manera "ilegal" (es decir, con el acuerdo del gobierno argentino, pero de manera encubierta), a Irán. Estos rumores, sin embargo, nunca han podido ser confirmados y su veracidad está muy discutida. 

El TAM VC fue evaluado en Ecuador


Los clientes regionales, otra de las fuentes potenciales de pedidos, tampoco tuvieron mejor suerte. En 1987 Perú pidió 40 TAM y 46 versiones del VCI, pero los dos pedidos fueron cancelados por problemas económicos. Igualmente, tres años después, Ecuador realizó una competencia para decidir qué tanque usarían sus FFAA. El TAM le ganó al Sk-105A2 y a las versiones modernizadas del AMX-13/105, pero igualmente el pedido no se hizo, o fue cancelado. 

Actualizaciones y mejoras 

Hace unos años el Ejército Argentino comenzó un programa tendiente a mejorar las capacidades de adquisición de blancos del TAM, que comprende principalmente la instalación de un sistema de visión por infrarrojos montado en la parte externa de la torre, a la derecha del cañón, en una caja blindada especialmente diseñada. Según se sabe, no se piensa reconvertir todos los TAM sino un determinado porcentaje.
Esto no hace más que poner en evidencia la poca capacidad de ampliación del diseño, que fue bueno en su época pero que necesita un reemplazo. Por un lado, la idea de un tanque armado con un cañón de 105 mm se va mostrando obsoleta: aunque adecuada en su momento, ningún tanque de primera línea monta ya este calibre. Por otra parte, el TAM no puede expandirse tampoco en protección ni en otros aspectos. 

El uso del casco de un VCI como el Marder, aunque apropiado para abaratar los costos, pudo haber sido el indicado, pero ahora no permite ni incorporar un cañón más pesado (que casi con seguridad podría sobrecargar la suspensión y otros elementos motrices) ni tampoco el uso de blindaje añadido. Según se sabe, se intentó mejorar la protección del TAM utilizando blindaje reactivo, pero incluso esto resultó imposible. Cualquier intento de añadir otro tipo de blindaje sobrecargaría el casco. 

La actualización del TAM, sin embargo, está sucediendo de manera curiosamente lenta. Esto puede deberse a la crónica falta de presupuesto, pero también hace pensar si las autoridades argentinas no estarán comenzando a pensar en su reemplazo y prefieren no gastar tanto dinero de una sola vez en un diseño que ya está desfasado. 


Especificaciones técnicas TAM 
Tripulantes: 4 

Armamento: 
1 cañón de x 105 mm, 1 ametralladora coaxial de 7,62 mm y una antiaérea de 7,62 mm, además de 2 grupos de 4 lanzagranadas de humo. 

Munición: 50 disparos de 105 mm y 6.000 de 7,62 mm 

Largo con el cañón hacia adelante: 8,23 m 
Largo del casco: 6,775 m 
Ancho: 3,29 m 
Altura: 2,43 m 
Relación potencia/peso: 24,27 hp / tonelada 
Luz sobre el suelo: 0,45 m 
Peso en orden de combate: 30.500 kg 
Peso vacío: 28.000 kg 
Motor: 
MIU MB 833 Ka 500, diesel de 6 cilindros, supercargado, que desarrolla 720 hp a 2.200 rpm 

Velocidad máxima en carretera: 75 km/h 

Alcance máximo en carretera: 550 km 

Alcance máximo con tanques auxiliares: 940 km 

Capacidad de combustible: 640 litros 
Vadeo: 1,5 m 
Vadeo con preparación: 2,25 m 
Vadeo con snorkel: 4 m 
Obstáculo vertical: 1 m 
Zanja: 2,5 m 
Gradiente: 60 % 
Gradiente lateral: 30 % 
NBQ Sí 

 
Detalles del TAM: lanzafumígenos en la torre, arriba, y el set de herramientas en la parte posterior, que agregan algo más de protección pasiva. Puede verse además el perfil de la torre y la base de la antena. (Fotos Casus Belli) 

Casus Belli (c)

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